lunes, 11 de octubre de 2010

II TEMPORADA 6. Una verdadera fugitiva.


Durante la semana recibí un montón de visitas, atenciones, flores, bombones y revistas.



Poco a poco me hacía una idea de todo lo que me había pasado, salvo “el detalle” no sé porque motivo no recordaba la adversa mañana que pudo terminar mi vida.



Por medio de flashes mi cerebro hacía real cada persona y la incluía en mi historia imaginaria.



Sí, me imaginé lo del tren.



Tal vez porque la ambulancia que me llevaba hacia el hospital se detuvo respetando las leyes de tráfico y dejó pasar un tren. Y tal vez porque los médicos y los enfermeros fueron las últimas personas que vi antes de caer en coma y quién sabe por cuáles detalles los fui convirtiendo en bandidos o victimas, pero lo importante era que…



Hoy me iba a convertir en una verdadera fugitiva.



¿Por qué?



Porque tengo que encontrar a la pirata, y porque mañana llega la policía y no puedo hablar.



Era domingo por la tarde, fue fácil, terminaba el horario de visitas. Son días permisivos que se llenan de gente y rumor.



Cogí mis cosas y mi ropa del pequeño armario verde. Viviane me ayudó, me hice pasar por una pariente de ella, mientras dijimos que ‘yo’ la paciente de la cama 323 estaba en el baño.



Me despedí con un beso y salí a paso apurado del hospital. Aún sentía impregnado en mi cuerpo el olor a desinfectante, pero también respiraba libertad.

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