-¡Déjala! ¡Ayúdame con esto!- rebate refiriéndose a ‘ojos felinos’ que aún con rabia me estudiaba con desconfianza.
No pasó un minuto cuando oímos un helicóptero, sirenas y dos hombres que supuestamente eran también pasajeros pedían calma y se tiraban encima de los bandidos deteniéndolos.
Otros agentes de la policía subían con rapidez al tren y por un momento creímos estar a salvo.
‘Ojos felinos’ seguía fijándome y en un descuido levantó su pistola y sentí como dos balas atravesaban mi cuerpo.
La gente comienza desbandarse e intenta escapar.
Se oyen más tiros.
Abro mis ojos y veo sangre por todos lados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario